Los aceites que no cumplan alguno de los criterios de calidad son aceites lampantes (nombre que tiene que ver con su uso en las lámparas) que se refinarán (neutralizados con una base o blanqueados y desodorizados). De la refinación resulta un aceite de oliva refinado con una acidez libre, expresada en ácido oleico, de no más de 0,3%.
El aceite refinado no puede ser, váyase a saber por qué, comercializado como tal, y se debe lotear con uno de los tipos de aceite de oliva virgen (excepto el lampante) y comercializado bajo el nombre "aceite - que consiste en aceite de oliva refinado y aceite de oliva virgen", con una acidez, expresada en ácido oleico, de no más de 1,0%.
El aceite lampante pierde acidez y todos los defectos cuando se refina, pero también pierde el olor, sabor, color y la mayor parte de los componentes importantes como, por ejemplo, los polifenoles, antioxidantes naturales.